10 frases y un cuento del escritor León Tolstói

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¡Buenos días! Un 20 de noviembre de 1910 fallecía el escritor ruso León Tolstói, autor de novelas clásicas y editadas en decenas de idiomas como «Guerra y Paz» y «Anna Karenina».

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Hoy queremos rescatar en este post algunas de sus mejores frases:

«El niño reconoce a la madre por la sonrisa.»

«El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere sino en querer siempre lo que se hace.»

“Para ser feliz es necesario creer en la felicidad.”

«La música es la taquigrafía de los sentimientos.»

«Todas las obras, para ser buenas, deben brotar del alma del autor.»

«Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no  deseo con exceso lo que no tengo».

«¿Qué es el bien? No es más que amor.»

«Todo acaba bien para todo el que sabe esperar»

«Todos pensamos en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo»

«El que hace sufrir al prójimo se perjudica a sí mismo. El que ayuda a los demás, se ayuda a sí mismo.»

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Y por último un cuento del famoso escritor en el que ilustra muy sabiamente la humildad… 🙂

El zar y la camisa

Un zar hallándose enfermo, dijo: «¡Daré la mitad de mi reino a quien me cure!». Entonces todos los sabios se reunieron y celebraron una junta para curar al zar, más no encontraron medio alguno. Uno de ellos, sin embargo, declaró que era posible curar al zar. «Si sobre la tierra se encuentra a un hombre feliz -dijo-, quítesele la camisa y que se la ponga el zar, con lo que éste será curado».

El zar hizo buscar en su reino a un hombre feliz. Los enviados del soberano se esparcieron por todo el reino, mas no pudieron descubrir a un hombre feliz.

Pero cierta noche, muy tarde, el hijo del zar, al pasar frente a una pobre choza, oyó que alguien exclamaba: «Gracias a Dios he trabajado y he comido bien, ¿Qué me falta?».
El hijo del zar sintióse lleno de alegría; inmediatamente mandó que le llevaran la camisa de aquel hombre, a quien en cambio había que darse cuanto dinero exigiere. Los enviados presentáronse a toda prisa en la casa de aquel hombre para quitarle la camisa; pero el hombre feliz era tan pobre que no tenía camisa. 

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