¡Buenos días! Llegamos al viernes con un cuento con moraleja para reflexionar. ¡FELIZ PUENTE A TOD@S!
Un día, llegó a un pueblo un viajero y pidió por las casas algo para comer. Ante la negativa de la gente, cambió de estrategia. Llamó a la casa de una mujer y le dijo:
– Buenas tardes, señora, ¿me da algo para comer, por favor?
– Lo siento, en este momento no tengo nada en casa.- dijo ella.
– No se preocupe, tengo unas piedras en mi mochila con las que podría hacer una sopa. Si usted me deja una olla con agua hirviendo yo haría la mejor sopa del mundo.
Movida por la curiosidad, la mujer buscó la olla más grande y la colocó en mitad de la plaza. El hombre preparó el fuego y colocaron la olla con agua. Cuando el agua empezó a hervir añadió las piedras, para entonces ya estaba todo el vecindario en torno a él. Cogió una cuchara y probó la receta.
– ¡Deliciosa! Estaría más sabrosa si tuviera unas patatas.
Otra mujer le trajo unas de su casa. El hombre probó de nuevo la sopa, que ya sabía mucho mejor, pero echó en falta un poco de carne.
Uno de los hombres que lo observaba corrió a su casa y volvió con unos buenos trozos de carne. Poco a poco el guiso sabía mejor y así fue añadiendo otros ingredientes como verduras y sal.
Cuando terminó, el viajero pidió platos para todos. Los vecinos fueron a sus casa a buscarlos y hasta trajeron pan y frutas. Luego, todos juntos, disfrutaron de la espléndida comida.
Moraleja: Todos tenemos algo que aportar, con la cooperación, por pequeña que sea, se alcanzan resultados notables. Y aunque a veces cueste compartir, si creamos la impresión de que estamos dando la oportunidad de ser parte del éxito, el resultado será más que sorprendente.