¡¡Muy buenos días a tod@s!! Llevamos algunos días dedicando algunos de nuestros post a la importancia de creer en uno mismo para llevar a cabo nuestros proyectos y el esfuerzo que debemos dedicar para conseguirlo.
Para terminar la semana vamos a compartir esta motivadora historia bonita sobre la amistad:
El elefante y la alondra eran muy buenos amigos. La alondra le enseñaba al elefante los rincones más sombreados de la selva para descansar, y el elefante protegía con su imponente presencia el nido de la alondra del ataque de serpientes y ardillas rapaces.
Un día el elefante le confesó a su amiga:
«No sabes la envidia que te tengo por no poder volar como tú y conocer lugares lejanos. Ver la tierra desde las alturas, llegar a cualquier sitio en cualquier momento. Pero con mi peso… es imposible.»
La alondra le dio una gran alegría al elefante asegurándole que era más fácil de lo que se imaginaba. Se quitó con el pico una pluma de la cola y le dijo:
«Aprieta fuerte esta pluma en la boca y agita con velocidad las orejas arriba y abajo».
Dicho y hecho. El elefante batió sus enormes orejas con fuerza y empezó a elevarse lentamente por los aires hasta que, casi sin darse cuenta, notó que se levantaba, se sostenía en el aire y podía ir donde quisiese con toda facilidad.
Tras recorrer el mundo y descubrir paisajes desconocidos el elefante volvió y agradeció a la alondra que le hubiese regalado esa pluma mágica.
«No sabes cuánto te agradezco esta pluma milagrosa» guardándose la pluma para utilizarla otra vez.
La alondra, muy inteligentemente le contestó:
«La verdad es que esa pluma no vale para nada. Se me iba a caer de todos modos y era inútil. Pero tenía que darte algo para que creyeras en ti y se me ocurrió eso. Lo que te hizo volar fue lo bien que agitaste las orejas y las ganas que pusiste en tu empeño.»
«Haz lo necesario para lograr tu más ardiente deseo y acabarás lográndolo.»
Ludwig van Beethoven